Titulo Original: «ANGST»
Miedo es una «novelle» del autor austriaco Stefan Zweig (Viena, Austria 1881- Persépolis, Brasil 1942), escrita en 1910, que podíamos calificar de psicológica, con dosis de suspense, que habla de adulterio, del matrimonio, de clases sociales, del suicidio…, pero sin duda y especialmente (pues lo engloba todo) es un ejercicio magistral de la experiencia del miedo y la angustia. En unas pocas páginas Zweig nos vuelve a mostrar su genio literario llevándonos por el sigiloso camino de un tipo de miedo irrefrenable que Freud, cuya influencia es clara en estas páginas, llamaba la «angustia moral«.
«Un miedo atroz consumía las raíces de su existencia, envenenaba su cuerpo. En lo más íntimo de su ser deseaba que este mal saliera a exterior y se hiciese visible, que se convirtiera en una dolencia tangible, con un diagnóstico clínico, que despertaría la compasión y la misericordia de la gente«
Irene Wagner, una mujer acomodada casada con un respetable y magnánimo abogado, madre de dos hijos, tiene un «affaire» con un joven pianista. Su infidelidad le produce cada vez que sale del apartamento de su amante un «…absurdo miedo…un frío terrible«. Pero ese miedo se convierte en desesperación cuando Irene se tropieza con una mujer que le reprocha la aventura clandestina que tiene con su novio «No tiene suficiente con su marido, su dinero y todo lo que posee y, por eso viene a quitarle el novio a una pobre chica como yo…«. Para acallar aquellos gritos que la llenan de desesperación y vergüenza, paga a la mujer una suma de dinero con la esperanza de que aquello fuera fortuito. Desde ese momento el miedo, que ya había germinado en su psique, se desborda de las contenidas formas burguesas y toma la decisión, para aplacar esas crecientes emociones, de dejar «…a su amante sin pensárselo dos veces para no poner en peligro su bienestar«. Creía conseguida la anhelada tranquilidad, era optimista con la posibilidad de desprenderse de los herrajes de su egoísta «culpabilidad (ella no siente por los demás sino en función de lo que puede inferir en sí misma), camina por la calle «...radiante, ligera,[…] como si tuviera alas en los pies«, cuando de pronto se vuelve a enfrentar a la «chantajista» que con su «…burla grosera» le pide mas dinero para satisfacer sus necesidades. Irene se somete, no tiene capacidad de reacción y queda sin «…fuerzas para defenderse frente a esta violencia, para resistirse al espanto que se apoderaba de ella«. El miedo la vuelve a torturar de nuevo y para protegerse de él se enclaustra y allí «…encerrada en la mazmorra de su casa» reflexiona sobre las acciones de su vida como mujer, con sus hijos y especialmente con su marido. Pero Irene no escapa a la «soledad suicida
impuesta por el temor«, y aunque busque en el hogar el apaciguamiento de esas emociones que se le escapan y que la atrapan, sigue siendo esclava de las mismas. La obligación de un compromiso social le permite romper su auto-impuesta prisión y si bien el miedo atenaza su comportamiento en un primer momento, la música, el baile, los halagos a su belleza, … todo parece volver a ser lo que era. Más la afianzada, en su cuerpo y espíritu, emoción del miedo no desaparece por muchos oropeles, fragancias y esa placentera sensación de libertad que la embriagaba, y de pronto «cuando la música se detenía sentía una pujanza de dolor; en el silencio la serpiente de la inquietud volvía a enroscarse alrededor…«. No puede ya escapar, nada le calma y el propio chantaje, que veía como accesorio a su angustia, entra de nuevo en su hogar. Allí en su «aburrida» vida conyugal, delante de su marido e hijos y a través de una nota traída por un anónimo mensajero, se le solicita una determinada cantidad de dinero para
mantener el silencio que ella vuelve a comprar, pero nada puede romper las cadenas que la esclavizan cada vez más a sus emociones y sus engaños. Obligada a ese pago material que le conlleva más desesperación, más angustia, aparece la ira, que intenta contrarrestar con el autoconvencimiento de que la culpabilidad de lo que ocurre está en los otros y no en ella. El inevitable paroxismo llega cuando se le obliga a dar su alianza como pago, ese símbolo del matrimonio ahora perdido por la mentira y los secretos inconfesables. Desde ese momento, Irene se ve envuelta en una vorágine de emociones, muchas veces contradictorias y donde la paranoia empieza a dirigir sus pensamientos: ¿lo sabrá el marido?, ¿qué implica tal o cuál gesto?. Su angustia solo le lleva a dos soluciones que pasan de la admisión del delito hasta el suicido visto como una manera de salvar el honor. ¿Qué decisión tomara Irene?. Desde ese momento la novela da un giro en su propio desenlace, entramos en el triller psicológico…magistral.
En una primera impresión podríamos decir que «Miedo» es una historia aparentemente simple sobre el adulterio. Sin embargo, el curso de las acontecimientos que se adoptan en la primera línea de este drama (el expresado arriba más detenidamente), evoluciona con acciones de un alto voltaje antes de que se produzca el giro inesperado que dé paso a la resolución del caso. Es por ello que tenemos entre manos mas que una novela de engaño, en base a su desarrollo y desenlace tiene la fuerza de un thriller psicológico. A medida que leemos, incluso en esas primeras lineas cuando baja las escaleras de la casa del amante, empezamos a sentir el propio poder destructivo de la angustia mental de Irene Wagner que Stefan Zweig con absoluta elegancia nos describe. Pero debemos hacer hincapié en algo que destila toda esta «Nouvelle», la impronta de las teorías de Freud.
Sigmun Freud publicó en 1899 la que es considerada como su obra más importante e influyente, «La interpretación de los sueños«, inaugurando una nueva disciplina y un nuevo modo de entender la mente humana, el psicoanálisis. Sus ideas permiten la exploración del subconsciente lo que dibujó un cambio radical en la percepción y la mentalidad de la sociedad y del individuo. La literatura de su época se dejó influir por estas ideas y muchos autores como Arthur Schnitzler, Hugo von Hofmann, Rainer Maria Rilke, Thomas Mann y Stefan Zweig, pusieron estas nuevas ideas de la psicología en sus propias narraciones. Zweigs tuvo una relación epistolar muy estrecha con Freud, llegando a realizar el panegírico a la muerte del ilustre psicólogo. No se dejó Freud inmortalizar por Zwigs a la manera que este autor vienes nos tiene acostumbrado, pero en su novela «La curación mediante el espíritu» divulgó la ideas esenciales de su amigo.
Con «Miedo» apunta a las estructura de la mente puestas de manifiesto en «La interpretación de los sueños«: el ello, el yo y el superyó. Así de tal manera, el «ello» que representa las pulsaciones o impulsos primigenios, que para Freud son el motor del pensamiento y comportamiento humano y nuestros deseos mas gratificantes mas primitivos, Irene Wagner lo confirma cuando explica el por qué de la necesidad de un amante «los melancólicos sueños de juventud, el deseo de encontrar un gran amor, un sentimiento que la llevara al éxtasis habían quedado adormecidos por el sereno afecto de los primeros años de matrimonio…, a punto de cumplir los treinta, ese mundo comenzaba a despertar de nuevo, y como cualquier mujer, se vio capaz de vivir una gran pasión«. En ella el miedo es un aliciente para sacar a la luz esas estructuras, el riesgo, el juego, la vanidad, etc. Los conflictos constantes que Irene nos narra, y que van «in crescendo» le vienen dados, según las teorías del psicoanálisis, en como el «ello» se confronta con el » superyó» que representa los pensamientos morales y éticos y así «al igual que la princesa, también ella se había sentido atada por lo prohibido y había acabado perdiendo todo lo que tenía«. La narradora omnisciente es «el yo» que pasa variablemente del uno al otro y que actua como agente intermedio entre las necesidades primitivas «el ello«(la necesidad del placer, el gusto por el riesgo y el juego que supone la presión de la chantajista) y «el superyó» (el honor, la familia, las reglas sociales de la vida burguesa en la que se mueve). ¿Quién se materializa y nos determina la acciones que tomará Irene y los conflictos a los que esta sujeta? El Yo.
Y el miedo ¿qué representa? Pues es la espita del conflicto constante hasta el desenlace que deja de un lado el juego psicológico para convertirse en suspense dramático. Años más tarde de la publicación de esta novela, Freud clasificará la Angustia y denominara a este miedo que siente Irene de «angustia moral«. Pero hasta que llegue ese momento de nominación de los tipos de angustia, Zweig nos regala un magnifico estudio psicológico y para analizarlo nos sentamos en el sillón y dejamos que la bella y fría Irene Wagner, desde el diván del psicoanalista, nos vaya desmenuzando con todo lujo de detalles sus profundos e inconstantes conflictos emocionales que iniciados por la «fortuita» acción de una chantajista -elemento esencial y que podríamos considerar de experimento psicológico- descubrimos que en el subconsciente de Irene existía ya la materia necesaria para dar pie a este maravilloso «estudio literario» de la emoción del miedo y de la angustia.
El miedo reflejado en este relato por Zweig va, también, más allá de la individualización y se hace colectivo. En una época que vislumbra la gran sangría europea que está por llegar, el miedo está instalado en la psique colectiva, y en concreto quien anida en su subconsciente con más arraigo esa sensación, es la burguesía que siente como se van derrumbando las barreras que desde la Revolución francesa le han dado protección y la han ido conformado como el gran baluarte y sostenedor del mundo occidental. Es en ella donde el miedo se asienta y conforma sus acciones y comportamientos. Por tanto nos encontramos ante una novela atemporal simplemente porque el miedo corresponde al ser humano como individuo, pero también como ser social. Aunque la acción transcurra a principios del siglo XX, no es impedimento para que traspolamos los miedos individuales y las inquietudes colectivas a día de hoy, pues el miedo tan intrínseco al ser humano no modifica su estado ni sus acciones a pesar de que las circunstancias se modifiquen. Zweig fue un visionario, sin duda alguna por esa capacidad de captar el mas leve indicio de modificación que ocurría en el individuo y en la sociedad y por tanto, con la capacidad de un psicólogo experimentado supo definir el miedo de una sociedad que estaba a punto de morir y a la que se le planteaba a sus individuos dos soluciones (las que debe tomar Irene para acabar con la terrible angustia), paradójicamente él, Zweig, tomó una de ellas: el suicido.